Todo es muy cutre

España es el segundo país del mundo con más gente desaparecida enterrada en fosas comunes, sólo superado por Camboya. Eso dice René Pacheco, miembro de la Asociación para la recuperación de la memoria histórica, en Y los huesos hablaron, la pieza escénica que los catalanes Societat Doctor Alonso y los mexicanos Teatro de Babel acaban de estrenar en el Museu d’Arqueologia de Catalunya dentro del Festival Grec de Barcelona, con Nilo Gallego, Hipólito Patón, Ramon Giró, Lluc Baños y Sofía Asencio en escena. Hace tiempo que Societat Doctor Alonso trabaja en un proyecto que pretende desenterrar palabras: El desenterrador. En ese proyecto, Societat Doctor Alonso ha desarrollado un método con el que consiguen sacar a la luz lo que se oculta en el subconsciente del colectivo de personas que voluntariamente participa en unas acciones que han ido realizando en diversas localizaciones en los últimos tiempos, entre ellas México, donde también saben de gente enterrada en fosas comunes. Para saber en qué consiste el método de desenterrar palabras hay que participar en esas acciones, pero sabemos que tiene algo de arqueología, algo de rito catártico y algunos conceptos filosóficos detrás. Al menos eso es lo que recuerdo de la presentación conceptual de ese proyecto, a la que asistí en el Nyamnyam hace más de un año, conducida por Jordi Claramonte, Tomàs Aragay y Sofía Asencio. Aquella vez me perdí las sesiones prácticas, así que no puedo hablar mucho más de esa experiencia: no conozco el método de excavación. Pero en Y los huesos hablaron juraría que asistimos en vivo y en directo a algo parecido a una sesión en la que se aplica ese procedimiento, una vez que el público entra y se sienta ante el escenario, donde nos esperan los cuatro performers masculinos (Sofía Asencio aparecerá bastante después). Uno de los performers suelta una palabra. Otro la recoge para lanzar otra palabra. Las palabras se suceden, algunas frases se encadenan, hay repeticiones, hay transformaciones… Con un tempo lento pero continuo los performers se conectan entre ellos a través de la palabra, mientras miran al público y, poco a poco, llegan a lugares insospechados, a veces hilarantes, a veces muy lúcidos, cargados de un tinte crítico que aparece como por casualidad, con aparente inocencia.

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