Notas que patinan #45: Romaní, semen i sang

Nuevo episodio de la serie Todo lo que me gusta es ilegal, inmoral o engorda en el Nyamnyam, el espacio revelación de la temporada en la ciudad condal. Nuevo mes, nuevo invitado: El conde de Torrefiel. Artículo de Pablo Caruana en El País para calentar el estreno. Según Pablo Caruana, El conde de Torrefiel cuenta con la ventaja y al mismo tiempo el san Benito de ser la nueva esperanza blanca del teatro de vanguardia ibérica. El conde informa en su blog de Teatron que está trabajando en un nuevo proyecto, Guerrilla, que empieza a tomar forma y que con toda probabilidad culminará con una pieza escénica en algún momento del año que viene, pero que por ahora va alimentándose de diferentes maneras. El conde se propone utilizar el Nyamnyam para trabajar sobre la conferencia. En junio presentarán Guerrilla como una conferencia en escena de media hora en el Flare Festival de Manchester después de trabajar durante una semana con alumnos de la universidad. Nos enteramos de que en el Nyamnyam quieren trabajar sobre la escatología en un sentido amplio. Pero no vamos a ver al conde en acción. Van a invitar a cuatro conferenciantes para cada una de las comidas de los jueves (el último jueves, cena). Conferencias escatológicas mientras comemos. Uhm. El primer invitado es el Doctor Repronto: Raúl Minchinela. Su sesión se titula Mundo, demonio y carne. Siento no poder explicaros lo que pasó en esa sesión. No pude asistir por encontrarme fuera de la ciudad, con todo el dolor de mi corazón porque soy bastante fan de Minchinela y sus reprontos, que os recomiendo encarecidamente. Pero alguna gente me ha contado vagamente algo de lo que allí sucedió. Una chica me cuenta que dejó la mitad de la comida en el plato del asco que le produjo. No por la comida sino porque mientras comían Minchinela mostraba imágenes como no sé qué de una polla cortada por la mitad y cosas por el estilo. Llega a mis oídos que Tanya Beyeler, el 50% del conde, medio en broma, medio en serio, comenta que ya está bien de esta cosa burguesa de la comida y la mesa con mantel. Días antes de la sesión, a la primera ocasión que encuentro le saco el tema para discutírselo y decirle, con ánimo de estar a la altura de su provocativo comentario, que pensaba que esta discusión, sobre si el comer bien es burgués o no, estaba más que superada. Que Vázquez Montalbán, que el placer es subversivo, que sólo cuando eres rico te rajas los pantalones porque eres grunge y cosas por ese estilo son los argumentos que lanzo a la palestra. Ella se ríe. Me pregunto si al Conde de Torrefiel le gusta lo que es comer. Recuerdo alguna paella cocinada por el conde que he tenido el placer de compartir con ellos y, como buenos valencianos, de origen o adoptivos, con unos cuantos más comensales invitados a la mesa (cuantos más, mejor). La paella estaba bien rica. Pero recuerdo lo que decía Pablo Gisbert, el otro 50% del conde: que a él lo que le gusta es tener a muchos amigos a su lado, en la mesa. ¿Qué le gusta al conde: la comida o la gente? Me inclino a pensar que en el acto de comer les gusta más lo que es la gente, la comida igual es secundario. Vamos, estoy casi seguro pero habría que preguntárselo a ellos. Ya lo haré. Por otra parte, Iñaki Álvarez, el 50% del Nyamnyam, dice en el artículo de Pablo Caruana que a ellos (al Nyamnyam) lo que les interesa no es la comida. Utilizamos la mesa como elemento vinculador. No es que hagamos arte con comida ni nos interesa la comida. Somos artistas y nos interesa la mesa como elemento dinamizador y democrático. Todo esto me da que pensar. Pero dejemos pasar al siguiente invitado.

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